Bueno está el patio. No sabe uno donde
mirar para apaciguar el ánimo.
La gripe aviar, que estaba en oriente, se ha
plantado en Portugal sin darnos un respiro.
Mientras, se oye a la ministra en la televisión
diciendo que es “muy improbable” que llegue a España, en otra cadena
informan que nos está tocando los talones.
Para convencernos, nos sacan en primer plano un
criadero, cerrado a cal y canto, con un extractor y un señor con un
traje espacial y mascarilla que nos informa que aquello, cumple todas
las normas de salubridad. Y una observa, atónita, como las gallinas o
los pollos se comen los mocos unos a otros, sin mediar un centímetro
donde estirar la pata, histéricas y revoloteando. Un puro grito aviar
en pos de ayuda. -¡socorro! ¡help! ¡Sáquenme de aquí! -¿Como puede ser
sano, ni siquiera para un pollo o gallina, vivir en esa aglomeración?
Vivir con luz las 24 horas del día nada más que engullendo y engordando.
Los expertos sabrán, supongo. (Aunque en los
tiempos que vivimos ya es mucho suponer). Seguramente este colectivo
aviar ha entrado en depresión inmune, y como no tienen posibilidad de
sindicatos ni de referéndum ni de democracia alguna, pues han decidido
que les dé un virus y a tomar vientos. Es la venganza aviar al
cautiverio, la sobreexplotación, la codicia y la memez humana. Y el
virus mutará que es lo suyo y nos dará lo nuestro para que aprendamos a
respetar algunas normas naturales de salubridad. Pero vamos, ustedes
tranquilos, que la ministra dice que no hay peligro.
Aquí llegamos a otro punto de la actualidad
reinante: Una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. Parece que
todo los problemas que van surgiendo se arreglan con una palabra mágica:
“democracia”.Como si fuera el “abracadabra” o el “ábrete sésamo” de
todas las soluciones. No importa que estemos sin transporte hace
semanas, o con los pescadores y los técnicos sanitarios en huelga, los
puertos bloqueados, los del azúcar avinagrados, los colegios tomados por
las mafias, los de ETA poniendo bombas, el tráfico insoportable, el
empleo cada vez más temporal y de baja calidad, la exportación bajo
mínimos, las fronteras asaltadas por mar tierra y aire, los impuestos
subiendo (luz, gas, gasolina, gasoleo, tabaco) y los tipo de interés a
punto de subir. ¿Eso que más dá, si somos muy democráticos? Y una
observa, atónita. ¡Vale! De acuerdo, los del pp no se han enterado aún
que han perdido la elecciones, pero ¿el PSOE se ha enterado de que las
han ganado y le toca gobernar? ¿Se ha enterado de que gobernar supone
resolver los problemas de los ciudadanos independientemente de quien los
plantee o de donde surgan? Me da igual quien cree la crispación, o si la
culpa es del petróleo de Bush o de Irak. Gobiernen ¡carajo! Consulten
con los colectivos afectados, acuerden con los interesados, decidan
soluciones, mójense el culo y dejen de hacer truquitos de magia. Esto
de la “democracia” va a terminar siendo como lo del “sexo”, que mucho
hablar y poco practicar. Mucho gallito sacando pecho y mucho ruido pero
pocas nueces.
Y hablando de sexo, tocamos el logro fundamental
de esta legislatura. ¡Al fin! ¡Por fin! dos personas del mismo sexo
(manifiestamente gay) que convivan juntas, pueden casarse y adoptar
niños. ¡Bien! Todo un logro. Y una observa, atónita, como se discrimina
a aquellos del mismo sexo (hermanos, primos, vecinos, suegras y nueras o
yernos, compañeros de trabajo etc.…) que viven juntos, se cuidan el uno
al otro, viven bajo el mismo techo muchos años y tienen amor para
derrochar, pero ni pueden casarse, ni adoptar hijos, ni legarse
mutuamente. Sólo y exclusivamente porque no les sale de las narices
acostarse juntos, no quieren o no pueden casarse, o no les parece
oportuno aparentar del sexo contrario ni frecuentar locales de ambiente.
Pero a esos que les vayan dando, que sus derechos se los pasan por el
forro, eso si, democráticamente por supuesto.
Pero donde no existe democracia alguna es en la
naturaleza. Los tsunami, los terremotos y los huracanes no hacen
referéndum para ver cuando les viene bien a los humanos su aparición. No
piden permiso a los que están de vacaciones por mucho que, estos
trabajadores se las hayan ganado a pulso, ni les preguntan a los países
si son pobres o ricos. El resto de las especies saben (sin ver
documentales) lo que significa un movimiento de la naturaleza de esas
proporciones; huyen, suben a las montañas, se alejan cuanto pueden,
organizan su defensa o se someten la ley que advierte que sobrevivirá el
más fuerte. Los humanos no, después de ver miles de documentales,
todavía no sabemos que caerán los postes del tendido eléctrico, que se
inundarán las calles y el agua arrasará todo lo que encuentre en su
cauce o desahogo natural, que no habrá agua potable ni suministros, que
uno no puede salir de casa a pasear al perro con vientos de 200 Km.
/hora. Algunos incluso creen que pueden quedarse retozando en el puerto
o haciendo surf en las olas de 3 0 4 metros mientras están en el ojo del
huracán. Y una observa, atónita, como los periodistas, agarrados con un
arnés a algún sitio invisible, tratan de mantenerse firmes mientras nos
narran en “purito” directo, como vuelan los tejados, se arrancan los
árboles o alguien es arrastrado por el aire o el agua. Todo menos soltar
la cámara para echar una mano. No me extrañaría nada, que en los
próximos meses los tour operadores, además del paquete que incluye
cirugía estética, o el paquete que incluye sexo con menores, nos
ofrecieran el paquete que incluye tsunami o huracanes. Seria como un
“puenting” o un “Port Aventura” pero a lo bestia.
Menos mal que tenemos el estatut y alguna que
otra novedad constitucional con que pasar un rato distendido.(Ejem…)
No me extraña que la naturaleza se soliviante,
se airee y se remueva. Es que hay que tener muy templadas las ondas Shumman,
para que no se le queden los polos atónitos a este planeta azul después
de soportar, por doquier, tanta estupidez humana.
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